El Autocuidado

El autocuidado

El acto de cuidarse a uno mismo, según la OMS, se refiere a una actitud activa y responsable con respecto a la calidad de vida. Por tanto, el autocuidado es el conjunto de acciones que se toman para proporcionarnos salud mental, física y emocional.

Cuidarse requiere identificar cuáles son nuestras necesidades (en todos los niveles) y tomar las mejores decisiones para satisfacerlas.

No debemos confundir el autocuidado con un acto egoísta. Las acciones que hacemos para cuidar nuestra imagen ante la sociedad a menudo nos pueden hacer creer que nos estamos cuidando, sin embargo, no es así. Las dietas extremas o los tratamientos “milagrosos” no son autocuidado.

Preguntarme qué necesito, identificarlo, para luego posponerlo para cuando tenga tiempo… tampoco sirve. El autocuidado debe ser prioritario, somos responsables de nuestro bienestar.

Responsabilizarnos de nuestro bienestar implica que no debemos dejarlo en manos de otras personas “mi pareja nunca saca tiempo para mí”, de las circunstancias “vivo muy lejos de mis amigos” o del tiempo restante que nos quede “llego tarde y tengo que estar con mis hijos”.  Ser resolutivo es clave. Siempre podemos encontrar maneras en las que cubrir nuestras necesidades. No hay excusas para no poder cuidarnos, ¡empieza ya!

Tipos de autocuidado

Para empezar a cuidarnos primero debemos tener claro que el autocuidado se divide en cinco categorías y que cada una de ellas merece atención.

Encuentra maneras de expresar tus emociones: habla con alguien, escribe una carta o un diario, baila, pinta, permítete disfrutar de una actividad, etc. Ir al psicólogo, aceptar nuestros defectos, ser autocompasivos y trabajar por mejorar, pedir ayuda…

  • Autocuidado físico: Atender a nuestro cuerpo a través del cuidado del sueño, la alimentación, el ejercicio físico, el control de enfermedades, etc.
  • Autocuidado intelectual: cualquier actividad que permita el ejercicio de nuestra mente.

Jugar a algún juego (rompecabezas, puzles, ajedrez…), leer, aprender alguna cosa nueva, empezar algún proyecto, pódcast, documentales, etc.

  • Autocuidado social:  somos seres sociales y como tal, el vínculo y la conexión con otros es esencial para nuestro bienestar.

Quedar o charlar con amigos es solo una de las maneras. Conoce gente nueva, charla con alguien interesante, rodéate de gente…

  • Por último, y aunque no todo el mundo lo considere un tipo de autocuidado, se habla del autocuidado espiritual. Este incluye la religión, pero va mucho más allá, ya que trata de todo lo que nos permita conectar con nuestros valores y con nosotros mismos. Ejercicios como la meditación, la atención plena o las afirmaciones son algunas de las maneras más comunes.

La importancia del autocuidado en la salud

Como hemos visto, un buen autocuidado conlleva una mejora de nuestro estado de salud general.

Puede que pensemos que priorizando el autocuidado en un área ya sea suficiente, pero a menudo, la negligencia en un área, provoca deterioro en otras.  

Existe una relación inquebrantable entre las diversas áreas de autocuidado. Nuestra salud depende del equilibrio de todas ellas.

Si una se tambalea, a menudo se lleva consigo a otra. Veamos algunos ejemplos: 

  • ¿Te has puesto enfermo tras sufrir una ruptura amorosa o tras un cambio laboral?  EMOCIONAL – FÍSICO
  • La pandemia nos limitó mucho socialmente, ¿cuál era el estado anímico general? SOCIAL – EMOCIONAL
  • ¿De qué humor estás tras una noche sin dormir? FÍSICO – EMOCIONAL
  • ¿Cómo te sientes después de superarte o hacer algo que no creías posible? INTELECTUAL – EMOCIONAL
  • ¿Crees que envejecemos igual si nos mantenemos activos mentalmente que si no lo hacemos? INTELECTUAL -FÍSICO
  • ¿Quién tiene duelos más saludables? ¿Los que conectan consigo mismos o aquellos que negligen sus emociones? ESPIRITUAL – EMOCIONAL

Un buen autocuidado tiene múltiples beneficios para la salud:

  • Prevención de enfermedades (físicas y mentales)
  • Mejora de la calidad de vida
  • Mejora de la autoestima
  • Incremento en la resolución de problemas
  • Adaptabilidad a la situación
  • Mayor rendimiento y productividad
  • Actitud más positiva y resolutiva
  • Autoconocimiento
  • Relaciones interpersonales más sanas

¿Cómo trabajarlo?

Cuidarse requiere atender a nuestras necesidades. Por tanto, debemos estar atentos a las mismas y preguntarnos: ¿Qué necesito?

Una vez hecha la pregunta debemos responder de manera honesta. Puede que tengas claro lo que necesitas, pero te cueste ponerlo en práctica. Prioriza, haz pequeños cambios y comprueba lo bien que te sientes.

Cada uno tenemos nuestra propia manera de cuidarnos y, por tanto, se trata de algo muy personal. Puede que lo que siente bien a otras personas no te siente bien a ti… ¡Y no pasa nada! Tu autocuidado debe depender de tus necesidades y de tus gustos o intereses particulares.

Crea una lista de cosas que puedas hacer por ti y propón una o varias maneras en las que puedes alcanzar dicho objetivo. Empieza poco a poco, a veces un pequeño cambio puede marcar una gran diferencia. Por ejemplo, empezar un diario, irse a dormir 20 minutos antes, dejarse la comida de la semana preparada el domingo, hablar con un amigo por teléfono al salir del trabajo, dar un paseo, aprender sobre ese tema tan interesante, etc.

El autocuidado debería aplicarse de manera diaria, pero también puedes dedicarte un día de autocuidado. Un día enterito para ti y para todas tus necesidades: leer ese libro que nunca empiezas, darte el baño para el que nunca tienes tiempo, probar esa receta que te apetece, pasar el día con esos amigos a los que ya nunca ves, disfrutar de tu soledad para desahogarte… Las posibilidades son infinitas.

Es común que en consulta veamos que el problema tiene, entre otras, como causa: el abandono completo del autocuidado. A veces no sabemos ni por dónde empezar, pero no tengas miedo a pedir ayuda. Recuerda que ir al psicólogo también es un tipo de autocuidado y además puedes aprender a cuidarte mejor en otros ámbitos.

Así que en resumen:

  • Responsabilízate de tu autocuidado
  • Dedica al menos un momento al día a cuidarte y a hacer algo por ti
  • No basta con solo cuidarnos en un área, todas requieren atención
  • No pospongas tus necesidades
  • Encuentra maneras prácticas de aplicar cambios en tu día a día
  • Pide ayuda

Cuidarse es fácil, cuando lo convertimos en una prioridad.

Júlia Tarancón Estades

Psicóloga Col. No B-3232