El poder del juego

EL PODER DEL JUEGO

En función de la sociedad en la que nos encontremos, apostar dinero en diferentes tipos de juegos, como las máquinas tragaperras o los partidos de fútbol, puede considerarse un pasatiempo sin ningún tipo de peligro. El problema viene cuando este pasatiempo se convierte en una necesidad. Hace décadas se consideraba que los problemas de juego eran un vicio de personas débiles e irresponsables. Hoy en día, se sabe que no es así ya que desde los años setenta se empezó a estudiar el problema desde el marco de la salud mental.
Actualmente, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el juego patológico es un trastorno que consiste en frecuentes y reiterados episodios de juego de apuestas que dominan la vida de la persona en perjuicio de sus valores y obligaciones sociales, familiares, laborales y materiales (OMS, 1992). Dentro del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), el juego patológico se engloba en la categoría “Trastornos relacionados con sustancias y trastornos adictivos” ya que la evidencia científica demuestra que genera efectos similares a los causados por la adicción a sustancias psicoactivas.
El juego patológico es un problema de salud pública que se ha incrementado en las últimas décadas, ya que se estima que afecta a entre el 0.2% y el 0.3% de la población adulta mundial, según el DSM-5, y que provoca problemas importantes a nivel personal, familiar, laboral y económico. Los estudios demuestran que es más frecuente en hombres que en mujeres y suele ser más problemático entre los adolescentes en comparación con los adultos. Además, se sabe que en los últimos años se ha incrementado de forma considerable el uso de juegos de apuestas de manera online.

¿Qué síntomas son característicos del juego patológico?
Los síntomas que puede presentar una persona con adicción al juego son los siguientes:

  • Necesidad de apostar cada vez mayores cantidades de dinero para sentir la excitación deseada.
  • Sentirse nervioso/a o irritado/a cuando intenta reducir o abandonar el juego.
  • Haber hecho esfuerzos repetidos para controlar, reducir o abandonar el juego, sin éxito.
  • Tener a menudo la mente ocupada en las apuestas (p. ej. reviviendo experiencias de apuestas pasadas, condicionando o planificando su próxima apuesta, pensando en formas de conseguir dinero para apostar).
  • Apostar con frecuencia cuando siente desasosiego (p. ej. desamparo, culpabilidad, ansiedad, depresión). Es decir, usar el juego para regular sus emociones.
  • Después de haber perdido dinero en las apuestas, volver otro día para intentar “recuperar” las pérdidas.
  • Mentir para ocultar su grado de implicación en el juego.
  • Poner en peligro o perder relaciones importantes, un empleo o una carrera académica o profesional a causa del juego.
  • Contar con los demás para que le den dinero para aliviar su situación financiera desesperada provocada por el juego.

¿Qué causa y mantiene el juego patológico?
No se puede establecer una causa concreta. La investigación es muy reciente y ha aportado datos dispersos, pero generalmente suele haber múltiples factores que interactúan entre sí e incrementan la posibilidad de que una persona acabe padeciendo un problema con el juego. Dentro de los factores de riesgo propuestos por la Asociación Americana de Psiquiatría encontramos los siguientes:

  • La gran accesibilidad al juego (casinos, casas de apuestas, etc.).
  • La exposición y la cultura de juego dentro de la familia.
  • La falta de disciplina y la permisividad en el ámbito familiar.
  • La alta importancia dada al dinero y el poco hincapié en el ahorro.
  • Tener padres con personalidad inestable.
    En cuanto a por qué se mantiene ese problema en el tiempo, encontramos varios mecanismos implicados:
  • Reforzamiento positivo. Este mecanismo se pone en marcha cuando obtenemos una recompensa o algo que es positivo para nosotros. En este caso, uno de los más potentes sería el dinero ganado en una apuesta o juego. Pero no solo entra en juego el reforzamiento económico, sino también el social (la gente que pueda estar animando al jugador, o las relaciones de amistad que establezca en ese ámbito) y la activación fisiológica (son tipos de juegos que activan las áreas del cerebro relacionadas con la recompensa y nos hacen tener más ganas de repetir para volver a sentir esa estimulación). Estos juegos están bien diseñados para el “enganche”, ya que se basan en un tipo de reforzamiento intermitente y variable. Esto quiere decir que nunca sabemos cuándo va a tocar premio, por lo que es más probable que haya personas que sigan intentándolo bajo pensamientos del tipo “¿y si dejo de jugar ahora y esta era la buena?”
  • Reforzamiento negativo. Este se manifiesta cuando evitamos algo desagradable y nos sentimos aliviados. En muchos casos, la persona con este problema ha encontrado en el juego un “refugio” en el cual se le olvida su malestar (ya sean problemas familiares, laborales, sociales…) por un tiempo. El problema es que esa vía de escape, no solo no le está ayudando a afrontar su problemática actual, sino que le está ocasionando muchos otros problemas en forma de deudas, más conflictos familiares, etc.
  • Pensamientos distorsionados. El juego fomenta una gran cantidad de pensamientos irracionales que no se corresponden con la realidad. Se ha observado que las distorsiones más frecuentes entre las personas que acaban desarrollando una adicción al juego son el creer que tiene estrategias para controlar el resultado de juego (ilusión de control), atribuir los éxitos a factores personales y los fracasos a factores externos (atribución flexible), pensar que si una jugada hace tiempo que no sale, es más probable que salga (heurístico de representatividad), creer que, como se hace más propaganda de las ganancias, estas son más probables que las pérdidas (heurístico de disponibilidad), o pensar en lo que se gana sin tener en cuenta lo perdido (frecuencias absolutas). Todas estas creencias, hacen que sea más probable que la persona siga jugando a pesar de las consecuencias negativas que está obteniendo.

El juego patológico es un problema serio que no debe tomarse a la ligera, ya que puede acabar generando unas consecuencias devastadoras para la persona y sus allegados. Si te sientes identificado/a con lo que acabas de leer o te ha recordado a alguien de tu entorno inmediato, no dudes en ponerte en contacto con nosotros/as para que podamos asesorarte y ayudarte a superar el problema.

Referencias:
American Psychiatric Association (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). Arlington, VA: Author.
Sánchez Hervás, E. (2003). Juego patológico: un trastorno emergente. Trastornos Adictivos, 5(2), 75 – 78.
Sánchez-Ramos, R., & Valdez-Montero, C. (2019). La problemática social del juego patológico: un nuevo campo de exploración para el trabajo social. Margen, 94.
World Health Organization. (2016). International statistical classification of diseases and related health problems (10th ed.). https://icd.who.int/browse10/2016/en

Aina Fiol Veny
Psicóloga Col. Nº B-02615