PRIMERAS RELACIONES SEXUALES

Son muchas las cuestiones que se comentan en torno a la virginidad y a las primeras relaciones sexuales. Cuando somos adolescentes pensamos en la virginidad como algo de lo que debemos despojarnos lo antes posible, algo de lo que todo el mundo habla pero nadie quiere asumir, parece convertirse en una competición para ver quién la pierde antes o con quién. Incluso se puede convertir en algo vergonzoso si a determinadas edades aún no se han mantenido relaciones sexuales, de modo que se puede llegar a ocultar o vivir como algo terrible o a perderla sin que sea nuestro momento.

¿Qué es la virginidad?

Al buscar en el diccionario la definición de virginidad, ésta hace referencia al estado de virgen, es decir, a aquella persona, tanto hombre como mujer, que no ha mantenido relaciones sexuales.

Las relaciones sexuales son cualquier tipo de práctica sexual, desde el sexo oral a la masturbación, pasando por la penetración, el petting, las caricias, los besos y los abrazos. Sin embargo, popularmente cuando hablamos de la pérdida de la virginidad ésta se relaciona directamente con penetración, dejando de lado el resto de prácticas como si fuesen menos importantes o relevantes, aunque realmente no sea así.

Las relaciones sexuales van más allá del coito y de los genitales; podemos disfrutar de nuestra sexualidad de la forma que más nos guste, teniendo en cuenta que el ser humano adulto posee, aproximadamente, dos metros cuadrados de piel de la que poder disfrutar.

¿Pierden igual la virginidad los hombres que las mujeres?

En el caso de la virginidad en la mujer, tradicionalmente, se asocia a la ruptura del himen, acompañado de un sangrado y de dolor. Sin embargo, esto no siempre es así. El himen es una membrana delgada y frágil que se encuentra en la entrada de la vagina. Normalmente, las niñas nacen con himen y durante los primeros años de vida ayuda a la vagina a protegerse de infecciones. Pero cabe tener en cuenta que cada persona es diferente, y que pueden darse muchas variaciones, por tanto, no todas las chicas nacen con himen. También es importante saber que no todos los hímenes son iguales, existen muy diversos y ninguna condición es mejor que otra.

Los motivos de su ruptura también pueden ser diversos, no sólo a través de la penetración del pene, sino que también se puede romper montando a caballo, montando en bici, realizando gimnasia, entre muchos otros. En algunas ocasiones es algo doloroso, como un pinchazo, en otras lo es algo más y en algunos casos no lo es absolutamente nada. Debemos tener en cuenta también que no todas las chicas sangran al romperse esta membrana, dándose casos donde el himen no se rompe con la primera penetración e incluso la existencia de hímenes rígidos que necesitan ser extirpados quirúrgicamente por ser molestos o incluso imposibilitar la penetración. Sin embargo, estos casos no son frecuentes.

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Habitualmente, la pérdida de la virginidad en el hombre también se asocia al momento de la primera penetración, vaginal o anal. Más allá de asociar la primera vez, sexualmente hablando, con penetración o no, debemos tener en cuenta que cada persona la vive y la experimenta de forma diferente y que, al fin y al cabo, lo relevante es la calidad del placer sexual que uno/a se proporciona, sea en solitario o en pareja, y no qué práctica se lleva a cabo para conseguirlo.

Por tanto, tanto en chicos como en chicas, el concepto “pérdida de virginidad” es algo carente de contenido relevante ni beneficioso, desde nuestro punto de vista, y en su lugar, podemos hablar de lo que muchas veces nos estamos refiriendo realmente: el inicio de relaciones sexuales, de cualquier índole, en compañía. Cabe destacar que debe ser un tema personal, donde cada persona pueda decidir en qué momento hacerlo, con qué persona, en qué lugar y por qué. Sin embargo, en las últimas décadas, la presión social entre jóvenes ha determinado este hecho, haciendo que muchas personas que no se sienten preparadas o realmente no tienen ganas, mantengan relaciones sexuales para poder decir “ya no soy virgen”, como si serlo fuera algo vergonzoso. Con ello, disminuye la edad en la que se inician sexualmente y, en muchos casos, sin conocimientos básicos en torno a la sexualidad, arrojándonos dramáticas estadísticas sobre embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual y problemas psicológicos como dependencia emocional, baja autoestima, etc.

Otros aspectos relacionados con las primeras veces: ¿Son dolorosas las primeras penetraciones?

Comúnmente se conoce que las primeras penetraciones son dolorosas, al menos para las mujeres, aunque raramente para los hombres. Sin embargo, esto no siempre es así.

Cierto es que las primeras relaciones sexuales pueden ser dolorosas para algunas personas, tanto para hombres como para mujeres, pero no tiene por qué. En base a la educación que hemos recibido, los mensajes que nos han ido llegando desde nuestra infancia a la adolescencia, es que la mujer, en su primera penetración, siente dolor. Esto se debe a que, al asociar la penetración con dolor, aparece un sentimiento de miedo a ese dolor, haciendo que, involuntariamente, se pongan tensas y las paredes de la vagina se contraigan y, por tanto, a la hora de la penetración, ésta sea molesta e incluso dolorosa. También debemos tener en cuenta que una mujer que está nerviosa por su “primera vez”, pensando que le va a doler, puede no estar excitada, por tanto, la lubricación también puede verse afectada, siendo inexistente o escasa.

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La falta de lubricación y la contracción de las paredes vaginales, dificulta la penetración haciéndola molesta y/o dolorosa. La vagina es flexible, por tanto está preparada para recibir la penetración de un pene, un dedo o un juguete sexual; si está bien lubricada y la mujer está relajada, la penetración no tiene por qué ser dolorosa, sea la primera o décima vez que lo hace. También podemos utilizar un lubricante externo para facilitar la penetración en el caso de que ésta no sea suficiente. En algunas ocasiones, hay chicas que viven de forma muy intensa este miedo, a veces de forma inconsciente, convirtiéndose así en una disfunción sexual llamada Vaginismo, dificultando así la penetración ante cualquier objeto o situación, que se agrava en el tiempo y requiere de ayuda especializada.

Además, también cabe destacar, que la propia presión a “tener que hacerlo bien”, aun sabiendo que es la primera vez, hace aumentar nuestros nervios. Esto es muy frecuente, también en el caso de los chicos, que se autoexigen tener que rendir y cumplir, con una buena erección, además de tener que satisfacer a la chica y durar el tiempo necesario, creencias que les hacen sobreexigirse sin motivo.

Para algunos chicos las primeras relaciones sexuales también pueden ser dolorosas, aunque eso es algo que se conoce mucho menos. Algunos chicos experimentan dolor o molestia en el pene por el frenillo; éste puede ser más corto de lo habitual y puede causar sensación de tirantez durante la fricción en la penetración. También hay chicos que pueden presentar molestias por tener un prepucio más estrecho que dificulta su bajada para descubrir el glande. Este tipo de situaciones pueden darse por no diagnosticar anteriormente un problema de fimosis, descubriéndose así con las relaciones sexuales con penetración o a veces incluso con la propia masturbación. También puede afectar la falta de lubricación o intentar la penetración sin tener un grado de erección suficiente.

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La relajación, la confianza y la comunicación con la otra persona son factores fundamentales que pueden determinar que la primera vez  sea dolorosa o no. Si algo no nos agrada o nos molesta y/o duele, debemos decirlo, pues las relaciones sexuales y la expresión de nuestra sexualidad debe ser algo placentero.

Si tienes dudas en torno a este tema, si tus relaciones sexuales son dolorosas y no es tu primera vez, incluso si tienes dificultades para conseguir una penetración, puedes ponerte en contacto con nosotras para poder solventar aquello que te genere malestar y dificulte la vivencia de tu sexualidad de una forma plena.