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La infidelidad es una de las heridas más profundas que puede atravesar una relación de pareja. Más allá del dolor inmediato, deja una estela de dudas: ¿puedo perdonar? ¿volveré a confiar? ¿esto tiene arreglo? ¿por qué?
No se trata solo del acto físico, sino de la ruptura de un acuerdo implícito o explícito. Una infidelidad no siempre implica contacto físico. Puede manifestarse a través de una conexión emocional profunda con alguien fuera de la relación de pareja, donde se comparten intimidades, tiempo, atención y afecto que normalmente se reservan para la pareja
Lo que duele es: la traición, mentira, pérdida de seguridad emocional. El impacto puede parecerse a un duelo: negación, rabia, tristeza, aceptación.
Tened presente que no se trata de “volver a como estábamos antes”, sino de reconstruir desde otro lugar (algo nuevo), con honestidad, tiempo y guía profesional.
Claves para superar una infidelidad
Tanto si decides quedarte como irte:
- No minimizar lo que sentís: la herida es real, válida y lleva tiempo. Fingir que todo va bien no servirá a largo plazo.
- Evitar la auto-culpa extrema: responsabilizarse de la relación no es lo mismo que culparse por la infidelidad del otro.
- Tener espacios para hablar sin discutir (sin violencia, con contención).
- Pedir ayuda terapéutica: no hay que atravesar esto solo/a. La terapia de pareja puede ayudaros a reconstruir la confianza, entender el origen del daño, y encontrar caminos para sanar o tomar decisiones desde el respeto y la claridad.
Es fundamental entender que este proceso no es lineal, ni rápido. Y, sobre todo, no es voluntario. La persona no elige desconfiar: simplemente está herida.
Superar una infidelidad no es tarea de uno solo. Requiere compromiso activo de ambas partes: Quien fue herido, necesita espacio, validación y tiempo para procesar. Quien traicionó, necesita estar disponible emocionalmente, sostener y demostrar cambios reales.
¿Se puede volver a confiar?
Sí, pero no rápido ni sin proceso. La confianza no se “da”, se construye: A través de actos concretos, coherentes y sostenidos. Con límites claros y acuerdos nuevos. Con una comprensión profunda de lo que falló y de lo que se necesita ahora.
Confiar es como tirarse de cabeza a una piscina. Siempre hay riesgo, pero la cantidad de agua que haya marcará la diferencia . La fidelidad, como tal, nunca puede garantizarse al 100%. Por eso toda relación implica un componente de fe.
Pero hay una gran diferencia entre:
- Tirarse a una piscina donde claramente se ve agua (hechos que respaldan esa confianza: transparencia, coherencia, reparación),
- … y lanzarse a una piscina vacía (ausencia de cambios, de empatía o de compromiso por parte del otro).
La fe necesita hechos que la sostengan. Sin ellos, confiar se vuelve un acto ciego, y muchas veces doloroso.
Para quien fue infiel: esto también es tu proceso
Si traicionaste a tu pareja y aún así deseas reparar la relación, hay algo clave que debes entender:
Después de una infidelidad, la persona herida no vuelve a mirar el mundo igual. Lo que antes era neutral —un mensaje sin responder, una salida con amigos, un cambio de humor— ahora puede percibirse como una amenaza.
Esto no es exageración ni drama: es una respuesta traumática. Igual que en otros traumas, el sistema nervioso está hiperalerta, buscando señales de peligro para no volver a sufrir lo mismo.
Tu pareja va a ver fantasmas donde tú ya no ves nada.
Porque ahora todo puede ser un disparador. Y aunque te parezca exagerado, ilógico o incluso injusto, lo cierto es que su dolor no sigue tu lógica, sino su experiencia emocional. Quizás se active si llegas más tarde, si ves el móvil y sonríes o si te nota distante un día.
Y ahí tienes dos opciones:
- Defenderte, decir “no es para tanto” o incluso enfadarte.
- O validar lo que siente, aunque no lo compartas, y mostrar que estás presente para sostener esa emoción. Validar no es aceptar la culpa de todo. Validar es decir: “Entiendo que esto te ha hecho sentir mal. Estoy aquí. No estás loco/a. No estás solo/a.”
Eso —junto con hechos consistentes— es lo que empieza a llenar de nuevo la piscina.
Pedir perdón no basta
El perdón es un proceso, no un momento. Tu pareja necesitará hablar del tema, muchas veces, y posiblemente de formas que te resulten incómodas o dolorosas. Esto no significa que no quiera avanzar, sino que está intentando entender, procesar y sanar.
Frases como “ya te he dicho lo siento”, “intentemos estar bien” o “no sé qué más hacer” pueden sonar como evasivas. Aunque tal vez las digas desde la frustración o el miedo a perder a tu pareja, en realidad pueden cerrar el espacio de diálogo y hacer sentir a la otra persona incomprendida o sola en su dolor.
Tenemos que estar dispuestos a acompañar a nuestra pareja en sus vaivenes emocionales y sobretodo a validarla en como se siente. Aunque las razones que la hayan activado nos puedan parecer ilógicos o una tontería.
¿Puedo perdonar emocionalmente?
Perdonar no significa olvidar, ni justificar, ni restar importancia.
Perdonar significa liberar esa parte de ti que está atada al resentimiento, incluso si decidís no seguir juntos. El perdón emocional es algo que se hace por uno mismo, no por el otro.
- ¿Estoy dispuesto/a a soltar el rencor, la rabia, el dolor acumulado?
- ¿Puedo mirar a mi pareja sin que cada recuerdo me haga daño, aunque siga recordando?
¿Puedo seguir en esta relación?
Esto es distinto. Puedes perdonar a alguien y aun así elegir no continuar con esa persona.
O puedes seguir en la relación sin haber perdonado realmente, lo cual es una receta para el resentimiento crónico.
Entonces, también deberías preguntarte:
- ¿Hay un compromiso real de cambio?
- ¿Siento que quiero (y puedo) reconstruir algo nuevo con esta persona?
- ¿Estoy haciéndolo por mí… o por miedo a estar solo/a, por culpa, por costumbre?
A veces el perdón llega con el tiempo, no al principio. A veces no llega nunca, y eso también está bien.
Superar una infidelidad no es un proceso sencillo ni universal. Depende de muchos factores: el tipo de relación, la historia compartida, el tipo de traición, la disposición de ambas partes a sanar y reconstruir la confianza, etc. Algunas parejas logran salir fortalecidas, mientras que otras descubren que el perdón no siempre implica continuar. No hay una única respuesta correcta: lo importante es tomar decisiones desde el respeto propio y la honestidad emocional.
Júlia Tarancón Estades
Colegiada B-03232


